Era otro día de verano mas con sus calores y humedades tan típicas de las ciudades dónde hay mar.
A las 9 y media de la mañana empezaba el horario laboral de Luna en una pequeña tienda como dependiénta, tenía 18 años, había dejado los estudios aparcados a un lado porque quería y necesitaba dinero para viajar y poder comprarse sus caprichos. Aún no tenía planes de futuro con su novio, eran jóvenes y aventureros, no necesitaban vivir juntos para saber que se querían mucho.
Luna estaba harta de ir a esa tienda, harta de su jefe, harta de los clientes que no entendían que ella solo repetía lo que desde "arriba" le inculcaban. Pero cada día iba y venía para poder cobrar a final de mes e imaginarse esos viajes en tren, avión o barco que tanto deseaba realizar sola o acompañada.
Un sábado al salir del trabajo Luna no tenía planes y decidió ir a una de esas cenas que se había anunciado por un blog de internet. Era cerca de donde trabajaba y no pasaba nada por comer algo, beber un poco y después irse a casa para pasar un domingo de resaca completo que derivase en un lunes negro.
Unas pizzas con coca-colas y unos cuantos vodkas en un local cercano fueron la velada perfecta de esa noche de sábado. Conoció a muchos chicos y chicas que hablaban sin parar pero ella no hablaba tanto, se limitaba a observar todo lo que pasaba a su alrededor.
De repente sus ojos se encontraron con unos ojos de niño travieso que le demostraban que no habían parado de mirarla desde que Luna se sentó en esa butaca desgastada y roja. Se aceraron y musitaron el típico " Hola, que tal ? ", de repente Luna no quería irse, deseaba quedarse dentro de esa espiral del tiempo y empezó a descubrir que la vida de aquél ser le petenecía.
En la mente de Luna sólo se podía ver una playa de noche, con una hoguera medio apagada, el sonido de las olas del mar y la compañía de aquél chico.
Un abrazo de él la hizo despertar de todo aquéllo, estaba genial y no quería separarse de él pero tuvo que regresar a su casa, con su domingo de resaca.
El novio de Luna era un chico muy majo, alto y de complexión delgada llamado Berto, desde que se conocieron sabían que estaban hechos el uno para el otro. El amor mútuo por la música y la literatura fueron los detonantes para que empezaran esa relación.
Como cada domingo Berto fué a casa de Luna y la encontró en pijama y con cara de no querer hacer nada. La rutina empezaba ha hacer mella en ellos todos los domingos:
- Beso en pijama.
- Ver una peli,
- ducharse,
- salir a la calle,
- tomar algo,
- regresar a casa por separado.
Luna no estaba pensándo en Berto pero él nunca preguntaba nada, prefería callar para no sentir pero siempre se daba cuenta cuando Luna estaba bien o estaba mal. Aquélla tarde Luna ni siquiera se inmutó cuando Berto se burlaba de su grupo favorito de música.
Ella soñó con Sergio y ese abrazo tan tierno de la otra noche, no lo pensó dos veces y cogió el móvil, contestó él.
" Que voz tan dulce !! "
Y de repente un silencio, seguido de un te quiero tan repentino como aquélla llamada inesperada.
El corazón de Luna se agitaba rapidamente, cerró los ojos, sintió cosquillas por todo su cuerpo y unas ganas inmensas de estar con Sergio en ese momento. La quería, lo quería y las visitas entre los dos no tardaron en llegar.
Era un miércoles por la tarde y Luna estaba atendiéndo detrás de un mostrador enorme blanco provisto de cajones por todos lados, era casi la hora de cerrar y Sergio entró en la tienda. Luna mantuvo la compostura, nadie sabía que ellos se veían en secreto de vez en cuando.
Él se interesó por un producto de la tienda, lo compró y al darle el dinero para pagar Luna vió un papelito blanco entre los billetes. Lo cogió y se lo devolvió a Sergio pero él con cara extrañada le dijo " Eso es tuyo, no se lo que es". Y se fué.
Abrió el papel y en ese pedacito de papel vió dibujado lo que vió su mente el día que conoció a Sergio. Una playa de noche, con una hoguera medio apagada y dos personas alrededor de ella, en la parte de arriba solo dos palabras, TE QUIERO.
Luna empezó a comprender que su vida se estaba complicándo cada día mas.
Ella le daba todo su amor, él se desmayaba cada vez que escuchaba su nombre. Era todo tan intenso que el sentimiénto del amor se quedaba pequeño para denominar esa sensación.
Pero Luna quería mucho a Berto, eran dos sentimiéntos tan distintos... con Berto quería formar una família y con Sergio sentía unas ganas tremendas de estar a su lado para que nada malo le pasara, era un instinto de protección demasiado grande como para deshacerse en poco tiempo.
El día en que Luna decidió darse un tiempo para recapacitar el destino lo hizo por ella. O mejor dicho, Sergio. Él desapareció, ni siquiera le dió oportunidad de poder despedirse. Sergió decidió por Luna que lo mejor para todos era desaparecer dejándola a ella rota por dentro y a él también porque Berto prefería no hablar, ni preguntar, ni sentir, sólo callar.
( Leer ahora el Beso de Judas tb en este blog)
Que bonito !!! Me encanta como escribes...
ResponderEliminarNo entiendo la frase final... sorry.
ResponderEliminarEl texto genial. Esa persona... es ese alguien que todos tenemos en un rinconcito para recordar toda la eternidad